martes, 11 de septiembre de 2007

EL DEQUEISMO

Con mucha frecuencia personas que suponemos manejan muy bien el español utilizan el de que en el habla cotidiana y aún en el discurso académico o culto.

Hay una manera de zafarse de este error? Parece que sí. Basta con convertir la oración aseverativa en interrogativa, cuando nos asalta la duda acerca de emplear sólo que o de que.

Ejemplo: Bolivar se dio cuenta de que Santander lo traicionaba.
De que se dió cuenta Bolívar?
No cabe duda de que Hitler era un loco.
De que no cabe duda acerca de Hitler?
Maturana se dio cuenta de que necesitaba al Pibe en el equipo.
De que se dió cuenta Maturana?

En donde si está mal empleado el de que , se puede verificar con estos ejemplos:
L e grité a Julia de que me esperara
Le aseguró de que había copiado en el examen.

En el caso del uso del de que con los adverbios antes y después, podemos asegurarnos siguiendo las instrucciones de Don Andrés Bello. Es decir usaremos antes que y despues que.
Grandes escritores como José Eustacio Rivera y Gabiel García Marquez han tenido difíciles discusiones defendiendo le uso del de que en situaciones específicas.

2 comentarios:

Giovanni Ochoa Carreño dijo...

Dos tendencias que, aunque opuestas, son igualmente erróneas: el dequeismo -uso excesivo del de que- y el antidequeismo -omisión de la preposición cuando debe utilizarse.

Desde mi labor como docente he procurado difundir esta sencilla técnica (formular la pregunta) entre mis estudiantes y he obtenido buenos resultados, y estoy seguro DE que llegará el día en que este común error sea cosa del pasado.

¿Podremos hacer algo con la incorrecta pronunciación de la palabra escenario? He oído con lastimosa frecuencia que se dice ecsenario... lo he oído tantas veces y de tantas personas (algunas incluso con altos cargos en las entidades culturales) que a veces me hacen dudar :-)

cecilis dijo...

Giovanni: realmente lo correcto es escenario, algunas veces la gente habla asì por falta de cuidado, en una ocasiòn conocì una señora cultìsima ue decìa coptel, me armè de valor y le preguntè por què cometìa ese error y med confesò que hasta ese momento nunca habìa sido conciente del eror.